lunes, 24 de agosto de 2015

Hoy se me acaban mis verdaderas vacaciones

Todos los años nos gusta irnos 15 días a la playa los 3 solitos, bueno este año los 4.  Viene muy bien, tanto para disfrutar de la pareja, como de las niñas, en exclusiva, sin que haya ninguna abuela que las quiera acaparar por completo y tenga que pedir permiso para cogerlas ó jugar con ellas.

Vivimos momentos muy bonitos, de los cuales, el resto del año carecemos de tiempo para dedicarlo a nosotros mismos y a los que queremos.

Recuerdo la noche que salimos de camino a la playa, a las 5 de la mañana.  Después del trajín de bajas las cosas de última hora, bajar a las niñas dormidas y conseguir arrancar, me sentía muy feliz.  Iba en el asiento de atrás con la mayor dormida, mirando por la ventana al infinito, me parecía irreal ese momento de tranquilidad, y echando la vista un año atrás, me sentía muy afortunada de poder ir de vacaciones los 4 juntitos.

Qué vueltas da la vida, hace un año estábamos con la pequeña en la UVI, no pisamos la playa en todo el verano y ahora lo valoro más que nunca.  Dicen que las cosas no se valoran hasta que no se pierden, y es verdad.  Luego, con el tiempo se nos olvidan y es una pena, porque nos preocupamos por cosas insignificantes, nos enfadamos por tonterías sin tener en cuenta lo importante, que es tu salud y la de los tuyos.

Hoy es un día lleno de nostalgia, hoy se nos acaban nuestras verdaderas vacaciones.  Cada cosa que hago, no dejo de pensar que es la última vez que la hago en ese mágico lugar.  Nuestro tranquilo desayuno en esa gran terraza, la playita, el bar donde tomamos el aperitivo, la piscina y esas pedazos de siestas que surgen de vez en cuando.

Llega el momento de la verdad, hay que hacer las maletas.  Cuando llega este momento ya se me cae hasta la lagrimilla. Miro a mi marido, le doy un beso y le digo;

               -   Oooohhhh !!!

y él que es menos sentimental que yo siempre me dice:

               -   No pasa nada cariño, hay que trabajar más para poder volver.

y en ese momento siempre pienso:

               -  ¿Será que solo me da pena a mí?

Pero bueno, como eso me pone más triste todavía prefiero no pensar en ello, porque al fin y al cabo tiene razón, hay que seguir trabajando para poder volver a tener estos felices momentos.

Raquel

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